Jaime Soler: "Hay que comprender el momento de cambio que vivimos, detenerse, ser autocríticos y escuchar"
A poco más de un año de renunciar a la gerencia general de Cencosud, Jaime Soler habla sobre sus nuevos proyectos personales y analiza la actual crisis social que vive el país.
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De lunes a viernes, su rutina parte a las 6:30 de la mañana. Luego de ir a dejar a sus cuatro hijos al colegio, Jaime Soler Bottinelli (47 años) dedica un tiempo para prepararse para el Ironman 70.3 de Pucón, que se realizará a principios de 2020. Luego, muchas reuniones. Análisis, estudios, asesorías, apoyo a fundaciones y negocios familiares.
"No me sobra tiempo, pero estoy muy bien", cuenta sentado en una de las sillas de un abarrotado restaurante Soler en Los Militares, negocio del cual es socio.
Lleva más de un año así. El tiempo luego de dejar la gerencia general de Cencosud, en octubre del año pasado. Renunció varias veces, pero el presidente de la compañía, Horst Paulmann, no quería que se fuera, hasta que Soler decidió dejar el retailer donde estuvo quince años, cinco de los cuales fue su máximo ejecutivo. Para su despedida, Paulmann preparó una comida en su casa con todos los principales ejecutivos y el directorio del conglomerado.
Hoy Soler es un independiente, aunque en esta primera entrevista, luego de dejar Cencosud, prefiere no descartar volver a gerenciar una gran compañía.
- Después de haber encabezado una de las empresas más grandes del país, ¿cuál es su mirada del empresariado en Chile?
- Es verdad, tuve el honor y la tremenda responsabilidad de liderar Cencosud en esa etapa de mi vida, fueron años intensos, no exentos de costos personales, pero tremendamente gratificante y algo que voy a atesorar por siempre.
Mi mirada del empresariado en Chile es positiva. Este país, durante los últimos 30 años, fue avanzando y dando solución a asuntos que el resto de la región aún no logra superar. Hoy en Chile la mayoría de los temas higiénicos están resueltos y en la región están lejos de esto, es cosa de mirar los niveles de extrema pobreza; solo en Chile es un problema de un dígito. Queda mucho camino por recorrer, pero es importante reconocer que se ha avanzado.
El empresariado cumple un rol importante en todo esto, han sido los grandes generadores de empleo, han empujado el carro del desarrollo y del crecimiento, y no conforme con lo anterior, han empujado sus negocios fuera de Chile, liderando en las diferentes industrias de manera regional. Como en todo orden de cosas, hay algunos que se salen de ese patrón, pero la gran mayoría no.
Otra cosa es entender el momento que enfrenta nuestro país: los éxitos pasados no aseguran el éxito futuro; hay que comprender el momento de cambio que vivimos, detenerse, ser autocríticos, empatizar y escuchar. En esto encontraremos una parte del sector empresarial que estará a la altura del momento y se hará cargo del problema, y otra menor, que seguramente no entenderá qué pasó y sufrirán las consecuencias de su actuar.
- ¿Cree que falta un mayor sentido social al interior de las grandes empresas?
- Estigmatizar el problema solo en las grandes empresas no me parece; es más, muchas veces son las que entregan mejores condiciones a su gente para poder ejercer su rol.
Siento que cada uno de los miembros de nuestra sociedad, cada uno de nosotros, los ciudadanos y las empresas como parte de este escenario, van a tener que repensar su mirada, definir su propósito y poner énfasis en un foco más social; a todos nos ha faltado. Esto parte por entender el resultado financiero de la compañía como una consecuencia, de cómo está su propia gente y cómo se sienten los clientes frente a la experiencia que les genera la empresa.
Espero que todo este proceso que estamos viviendo nos deje enseñanzas y seamos capaces de construir una mejor sociedad. Creo mucho en humanizar más las relaciones, en declarar que la importancia del equipo esté sobre todo, y entender que la experiencia de los clientes va a ser un reflejo externo de la cultura interna.
- ¿Alguna vez se ha interesado en participar en política?
- La verdad, no me interesa en lo más mínimo. Creo que se requieren características y capacidades especiales que yo no reúno. Sí valoro el rol que cumplen la política y los buenos políticos para nuestro bienestar social. Son fundamentales y el desprestigio de la clase política es lamentable y no es el camino. Pero el solo hecho de trabajar y proponer algo, y saber que un buen porcentaje, antes de entender la propuesta, va a estar en desacuerdo por el sector del que provienes, la verdad, a mí me supera; no me parece sano.
"Se debe resguardar la institucionalidad"
- ¿Cómo evalúa la actuación del gobierno en esta crisis social que vive el país?
- En este momento lo más fácil es ser crítico del gobierno y de su actuar; hoy, independiente de la posición, se debe apoyar y resguardar la institucionalidad.
El gobierno en un principio se vio superado, no la vio venir y comunicacionalmente los primeros días fueron muy poco afortunados, con un par de episodios lamentables. Posterior a eso hay dos momentos que yo destaco: el primero, el cambio de gabinete político por una nueva generación de personas más jóvenes, cercanas y que definitivamente son capaces de conectar mejor y diagnosticar el momento, con más calle y sentido de realidad. Tengo la impresión de que tanto la ministra Rubilar, como los ministros Blumel y Briones lo están haciendo muy bien y le hacen bien a Chile. El segundo, la noche del 12 de noviembre, donde el Presidente hace el llamado a la paz, justicia y una nueva Constitución. Pienso que estuvo acertado, ya que haber devuelto los militares a la calle hubiese sido fatídico y hubiese cortado todo puente de negociación para el acuerdo que posteriormente prosperó en el Congreso.
- ¿Cuáles son los cambios que cree que se deberían incorporar a nivel estatal y en el mundo empresarial?
- Muchos, sin duda. La evolución es permanente. El Estado como administrador de recursos, en la historia, ha mostrado no ser un gran gestor. Debe trabajar en recuperar la confianza en la institucionalidad, con énfasis en una agenda social que ayude a generar cambios reales en la vida de las personas. Para mí, esto parte por poner el foco en las preocupaciones reales de la gente, que hoy está en mejorar la salud, las pensiones y la educación. Adicionaría a esto la seguridad. Es importante que tanto el Ejecutivo como el Poder Legislativo se reduzca en tamaño de personas y crezca en la capacidad de cumplir y sustentar las promesas. Todo esto va a ser más complicado en un escenario difícil, donde enfrentaremos un periodo de debilidad económica, con depreciación en el tipo de cambio real y alzas en el desempleo.
El mundo empresarial debe ser capaz de cambiar interlocutores, debiese entrar una nueva generación con nuevos aires y nuevos líderes, tema que en parte está ocurriendo.
Además, de una vez por todas, se deben fortalecer los gobiernos corporativos, que entiendan de mejor manera la evolución de la sociedad y el escenario que estamos enfrentado. Se requieren empresas más humanas, que premien los equilibrios y que entiendan que para que la gente te crea y quiera, lo primero es que lo haga tu propia gente.
"La palabra abuso está totalmente instalada"
- ¿Qué responsabilidad tiene el empresariado frente a esta crisis social?
- Todos tenemos responsabilidad, pero evidentemente hubo casos empresariales en Chile en los últimos años que alimentaron, con justa razón, la desconfianza, la sensación que todos abusan y que el sistema está podrido. Yo no pienso que sea así, pero la sensación ambiente es esa y la palabra abuso está totalmente instalada en la agenda.
La tecnología juega su rol en esto también, a través de las redes sociales todo fluye y es inmediato; cualquier error se paga caro. Muchas veces la información es falsa, pero el daño ya está hecho.
- ¿Qué le ha parecido la labor de Bernardo Larraín en la Sofofa?
- Bien, es parte de una nueva generación empresarial con ganas de aportar a construir un mejor Chile. Me encanta que esté Janet Awad como vicepresidenta, mujer, no parte del establishment, seca, cercana y con nuevos aires.
La Sofofa se tiene que seguir modernizando, abrirse mucho más, dejar de ser percibida como la elite empresarial. Debe dar las gracias e invitar a jubilarse a unos cuantos que ya cumplieron su rol, cuyo momento ya fue. Estamos frente a una nueva etapa. En concreto, debe ser mucho más inclusiva, diversa, transversal y con mayor equidad y representatividad, abriéndose a sesionar en provincia y muchos otros cambios del tipo.
- ¿Y Alfonso Swett en la CPC?
- A Alfonso lo conozco hace muchos años, desde el tiempo en que fuimos contraparte en el mundo del retail. Es un tipo tremendamente competente y tengo la impresión que siempre le apasionó el tema público gremial y ha demostrado tener las capacidades para poder estar ahí. Además, me da la impresión que genera una muy buena llegada en el mundo social, con buen nivel de diálogo y de ser bien transversal en su mirada.
El futuro del retail
- Luego de salir de Cencosud, ¿en que está enfocado hoy?
- En temas que han sido esenciales en mi vida y que por mucho tiempo dejé de lado. Estoy apoyando a un par de familias en sus proyectos empresariales, aprendiendo de distintos rubros, y con mi familia en el proyecto de Soler, que me entusiasma por la historia y me mantiene en contacto con primos y tíos.
Además, participo en un par de proyectos sociales ligados a la educación y al deporte, lo que complemento con mayor tiempo para mi familia y mis hijos. Me queda un poco de espacio para mis intereses personales, que son muchos.
- ¿Volvería a ser ejecutivo o tomó la opción de ser independiente?
- Es muy difícil que vuelva a ser ejecutivo, no es lo que quiero, pero la vida da muchas vueltas y no me atrevería a descartarlo.
Uno le agarra el gustito a ser independiente, pero tiene un costo alternativo y uno tiene que ver si es capaz de desarrollar ese apetito por el riesgo y aventurarse a emprender. Hasta el momento vamos bien.
- ¿Qué le parece el nuevo cambio de CEO en Cencosud?
- Me sorprendió mucho y, al no estar ahí, tengo juicios de lo que puede haber pasado. Solo desearle lo mejor a Matías (Videla) en la tarea titánica que va a enfrentar, como decía literalmente un exjefe mío: liderar Cencosud no es como un juego de chiquillos. Guardo los mejores recuerdos de la empresa, que cuenta con grandes marcas y un equipo excepcional de personas, a quienes deseo lo mejor.
- ¿Cómo proyecta el futuro del retail en Chile?
- Me gusta ser positivo, pero hay que ser realista: la depreciación del tipo de cambio real y los mayores niveles de desempleo van a afectar sin duda al comercio. Además, el PIB per capita en los últimos 5 años ya viene creciendo muy poco; no será el comercio el que va a seguir empujando el carro de la economía.
-¿Cuáles son los principales desafíos de la industria?
-Son muchos, pero me quedo con tres focos relevantes. Formación y retención de talento: hoy las compañías presentan problemas para mantener el talento. Deben entender que la ecuación que pondera hoy el trabajador no es solo económica, demanda felicidad, equilibrios, buen plan de salud, plan de carrera y buenos jefes formadores, además de humanidad. Esto muchas veces no se entiende.
Luego viene cultura, que es el ADN de las compañías, y capacitación, puesto que si las compañías de verdad no invierten en este ámbito, la productividad no va a mejorar nunca. Hoy siento que esa promesa no es realidad.
En tercer lugar, los clientes. Hoy la ecuación cambia más que nunca: si no adapto la compañía a la nueva ecuación de consumidores, en el tiempo perderé la preferencia. El negocio está en el local, ahí se genera la experiencia, no en el piso de la gerencia. Es un desafío para las marcas mantener el foco permanente en su experiencia de clientes.